Los problemas de la filosofía
Para conocer mejor lo que es la
filosofía hemos de tener ante la vista los problemas propios de la filosofía.
Ante todo, el problema más inmediato al filósofo es el del hombre mismo. Es el más inmediato y el más importante para el hombre, porque va en juego su propia realidad, mi propia realidad individual: ¿Qué soy yo?, ¿qué es el hombre?, ¿cuál es su origen, su destino, su íntima naturaleza? ¿qué son el cuerpo y el alma y las relaciones o los lazos que los unen?, ¿cómo están unidos? Especialmente interesa conocer la misteriosa realidad, actividad y propiedades del alma: ¿Qué es el conocimiento, la libertad, el sentimiento? ¿El alma es simple o compuesta, es espiritual o material, es inmortal o termina su existencia con la muerte del cuerpo? He aquí algunos problemas importantes relativos al hombre mismo, que escapan de los métodos de las ciencias particulares sobre el hombre y que deben ser afrontados por la filosofía: la parte que los estudia se llama Psicología.
Después del hombre, viene como
problema más inmediato el del mundo. Vivimos rodeados de este mundo visible que
llamamos el «cosmos», del cual formamos parte: ¿Cuál es el origen del mundo?,
¿es eterno o temporal?, ¿cuál es el fin último del mundo?; ¿su estructura en
qué consiste? ¿Todas las cosas son vivientes, o hay algunas que no tienen
vida?, ¿qué es la materia, qué es la vida, por qué los seres del mundo parecen
regirse por leyes físicas inmutables, &c., &c.? He aquí otros tantos
problemas que escapan también a los métodos de las ciencias físico-naturales y
que deben ser estudiados por la filosofía. La parte de ésta que los estudia se
llama Cosmología.
Viene luego el problema de la
realidad que está más allá del mundo sensible, y del hombre mismo. El hombre es
esencialmente religioso y se plantea por ello espontáneamente el problema de
Dios: ¿Dios existe?, ¿qué es y cómo es?, ¿cuáles son las relaciones del mundo y
del hombre con Dios?, ¿qué es la religión y cómo debe el hombre practicarla?,
&c., &c. Son éstos algunos de los problemas que la filosofía debe
resolver acerca de Dios. Problemas de importancia capital, porque afectan a la
comprensión misma del mundo y del hombre. La concepción del hombre y del mundo
en la más íntima esencia depende de la concepción misma de Dios. La parte de la
filosofía que estudia los problemas relativos a Dios se llama Teodicea o
Teología natural.
Después de estos problemas
relativos en particular al mundo, al hombre y a Dios, aparece otro grupo de problemas
que afectan por igual a la Psicología, a la Cosmología y a la Teodicea. Son los
problemas del ser en general. Ser es lo mismo que realidad, y por poco que
reflexionemos, veremos que el mundo, el hombre y Dios tienen de común que son
«realidad», que son «algo», que son «ser». Viene entonces el problema general
sobre el ser: ¿Qué es el ser?, ¿en qué consiste que algo sea realidad y que no
sea nada?, ¿cuáles son las características esenciales del ser, las leyes por
que se rige su estructura íntima? Estos problemas afectan por igual al hombre,
al mundo y a Dios. La parte de la filosofía que los estudia es la más general
de todas y por eso se llama Ontología General, o simplemente Ontología, que
significa estudio del ser.
Hasta ahora, hemos considerado problemas
que se refieren a realidades. Pero surge necesariamente para la filosofía el
valor de la filosofía misma como filosofía, es decir, como ciencia. ¿Qué valor
tienen nuestros conocimientos filosóficos?, ¿reflejan la realidad?, ¿qué es
nuestro conocimiento en sí mismo?, el estudio de esta actividad misteriosa del
hombre que llamamos «conocimiento» y de su relación con el mundo real,
constituye una parte de la filosofía que se llama Crítica en cuanto estudia el
valor del conocimiento y Lógica en cuanto estudia las leyes del mismo para que
podamos pensar rectamente.
Después de la realidad y del
conocimiento, vienen los problemas del obrar humano. El hombre debe desarrollar
una actividad múltiple, pues la vida es acción. Entre estas actividades, la más
característica del hombre es la que se refiere a las acciones que realiza como
ser libre y con responsabilidad. Aquí surge el problema de la moral. Una vez
realizadas ciertas acciones, tenemos conciencia de que hemos obrado bien en
unos casos y mal en otros. ¿Qué es aquello por lo cual algunas acciones las
juzgamos buenas y otras malas?, ¿qué es la conciencia moral?, ¿qué es el vicio
y la virtud?, ¿la justicia y el derecho?, ¿la sociedad nacional e
internacional?, ¿qué relaciones deben regir a los individuos y a las sociedades
en la conducta, en su actividad? Estos son algunos de los problemas que la
filosofía debe estudiar respecto de la conducta humana. La parte de la
filosofía correspondiente se llama Ética o Moral, porque estudia lo que se
refiere a las «costumbres» humanas, en cuanto tales.
Además de la acción o conducta
moral, que es la más propiamente humana, el hombre desarrolla otras
actividades, entre las cuales debemos señalar la creación y contemplación de
las obras de arte. La filosofía debe explicarnos en qué consisten, en último
término, la esencia del arte y cuáles sus leyes fundamentales. Esta parte de la
filosofía se llama Estética.
Finalmente, una gran parte de la
actividad del hombre, que afecta en gran escala a toda la humanidad, y a sus
relaciones individuales, nacionales e internacionales, es la actividad técnica,
que está dirigida a la transformación de la materia para los usos del hombre.
El estudio de los problemas generales de la técnica, de sus fundamentos en la
realidad última de las cosas, especialmente en la naturaleza misma del hombre,
pertenece a una parte de la filosofía, que no ha alcanzado hasta ahora
independencia respecto de las otras, pero que creemos debería ser objeto de un
estudio aparte, debido a la importancia que el desarrollo de la técnica ha
estado adquiriendo en los dos últimos siglos. Creemos que la parte propia de la
filosofía, destinada a elucidar los últimos problemas de la técnica, es el
tratado de las causas, que la filosofía clásica suele incluir en la Ontología general.
Existe en las fronteras mismas en
que la ciencia termina para dar lugar a la filosofía una zona de influencia,
común que tiene problemas característicos, los cuales deben ser resueltos con
aporte de las ciencias positivas y de la filosofía. Enumeremos algunas de las
disciplinas filosóficas que han ido surgiendo después del análisis de esas
regiones intermedias: Filosofía de las ciencias, de la cultura, de la
educación, del lenguaje, del derecho, de la sociedad, de la política, del arte,
de la religión, de la historia, &c.
Considerando que los problemas
más generales de la filosofía pertenecen a la Ontología general, ésta debe ser
el fundamento de todas las demás partes de la filosofía. Especialmente de las
otras tres ramas especiales de la realidad, que se llaman también Ontologías
especiales: la Psicología, la Cosmología y la Teodicea.
Estas cuatro partes de la
filosofía se llaman asimismo Metafísica. La Ontología generalmente, Metafísica
general y las Ontologías Especiales, Metafísicas Especiales. El nombre de
Metafísica (que significa «más allá de lo físico»), se les aplica porque el
conocimiento filosófico de las realidades del ser en general, y de las
Metafísicas especiales, está más allá del conocimiento sensible: se trata de
realidades más íntimas, que no pueden ser objeto del conocimiento propio de los
sentidos, los cuales solo alcanzaron el mundo físico.
Pero antes de la Ontología
General, debería estudiarse e] problema mismo de la posibilidad de la
existencia de la filosofía, es decir, el problema del conocimiento. Este
constituye, en consecuencia, una especie de estudio previo a toda la filosofía.
Según las indicaciones que
acabamos de hacer podría agruparse el conjunto de los problemas filosóficos
según aparece en el siguiente cuadro sinóptico:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario