¿Qué es la filosofía?
La filosofía y yo
¿Qué tengo que ver yo con la filosofía? ¿De qué me sirve la filosofía? De hecho, la mayoría de los hombres desarrollan perfectamente las actividades de su vida sin que les preocupen las altas especulaciones filosóficas. Para la industria y el comercio, para la oficina y el laboratorio, para la casa y la calle, para el agricultor y el hombre de la ciudad, para el deportista y el político, la filosofía no parece contar mayormente: a mí me sucede lo mismo...
Pero esta ausencia de la
filosofía es sólo aparente. En realidad, es una ausencia presente, que trabaja
por dentro toda la vida humana. No necesito de la filosofía para desempeñarme
en los quehaceres de mi vida cotidiana. Pero, ¡cuántas veces me encuentro a
mí mismo filosofando! ¡Cuántas veces, después de una jornada de trabajo, con
dificultades que he debido superar o con éxitos que me han sorprendido, vuelvo
a casa y necesito, en un momento de reflexión, escuchar la voz interior de mi
espíritu que me pregunta sobre el significado de todo esto que sucede en mi
vida! ¿Para qué trabajo? ¿Qué sentido tienen todos mis afanes y sudores para
abrirme camino en la vida, y crearme una situación a mí y a mis hijos? ¿Qué es
esta urgencia que siento yo y sentimos los hombres de agitarnos en la vida, de
trabajar, de luchar y de vivir? Y todo esto, ¿por qué y para qué?
En estos momentos estás
filosofando, estás haciendo filosofía, estás demostrando que la filosofía es
algo que te interesa a tí. Porque los grandes problemas filosóficos son, en resumen,
los problemas de mi vida.
La palabra filosofía es un
término griego que significa «amante» («filos») de la sabiduría («sofía»). La
invención y el sentido de su término se atribuyen al antiguo filósofo griego
Pitágoras, el cual, interrogado por el rey Leontas, si él era un sabio,
contestó: Yo no soy sabio («sofos»), sino un amante o un buscador de la
sabiduría (filósofo). Con ello quería expresar, modestamente, que no
poseía la ciencia, pero que trabajaba para adquirirla, insistiendo más en lo
que no sabía que en lo que sabía. Los hombres han tenido siempre
necesidad de buscar la sabiduría y por eso el filosofar ha acompañado a la humanidad
desde sus orígenes, en una forma más o menos perfecta. La búsqueda de la
sabiduría ha sido, en todos los pueblos y en todas las culturas, una urgencia,
que ha manifestado el grado de evolución y de progreso de la humanidad.
Pero ¿qué es la filosofía?
¿Qué es esa sabiduría que el filósofo desea alcanzar? Para que lo
comprendamos mejor voy a describir el hecho mismo del filosofar. Ya hemos dicho
que filosofamos muy frecuentemente en nuestra vida cotidiana. Atendamos a lo
que hacemos en esos momentos, pues encierran para nosotros una preciosa lección.
Para fijar mejor nuestra imaginación nos referiremos a un hecho concreto. No
pocos de los grandes filósofos han encontrado su vocación a causa de algún
aislamiento forzoso en su vida: La cárcel, la enfermedad, la desgracia, el
destierro, etc. A causa de una enfermedad seria, yo debo
guardar cama durante largo tiempo. Me encuentro aislado entre las cuatro
paredes de mi habitación y puedo, a lo más, contemplar el reducido panorama que
mi ventana me permite entrever del jardín cercano. Mi enfermedad sigue con
alternativas, cuyo fin yo no puedo prever. Con frecuencia pienso lo peor. En
esos momentos toda mi atención se va concentrando cada vez más sobre mí mismo.
Si yo muero, el mundo va a seguir como hasta ahora. La inmensa mayoría de los
mortales, ni se darán cuenta de que yo he existido. Mi existencia habrá sido
apenas en el mundo como la huella que en el mar ha dejado la gaviota al rozar
la superficie del agua con sus alas. ¿Cuál es entonces el secreto de
mi existencia? ¿Por qué ni siquiera voy a poder realizar una vida cumplida como
veo otros hombres han logrado? ¿ Qué significo yo en el mundo? ¿Por qué he de
estar atado a esta cama y sujeto a estos dolores, sin poder por mí mismo
evadirme de esta situación? En estos momentos me hallo
concentrado y solo sobre mí mismo. La soledad es el principio del filosofar.
Siento toda la pequeñez y toda la insignificancia de mi ser frente al
universo. Pero, al mismo tiempo, extiendo también esta insignificancia y esta
pequeñez al universo mismo. Porque el universo no es más que un conjunto de
seres como yo, y si cada uno deja de tener sentido, el universo entero es
también un sin sentido y un fracaso. Sin embargo, surge en mí de repente una
comprensión más profunda, una reacción contra esta situación absurda mía, que
extiendo a todo el universo. Ya no me revelo contra el dolor y contra mi
prisión, y probablemente dejo de mostrar mi impaciencia a los que me rodean.
Porque, contra ese fracaso mío, de mi vida, y ese sin sentido del universo,
afirmo que todo debe tener un último sentido.
Porque no es posible que
yo me pierda en la nada y en el vacío, después de una existencia dolorosa e
inútil. No es posible que todo el universo, en el que yo me encuentro
instalado, carezca también de sentido; sino que debe tener su finalidad y yo
dentro del mismo debo tener también mi propia finalidad, y todo debe tender
hacia una última perfección y felicidad. En estos momentos estoy filosofando. Pero este filosofar, que todos
realizamos, especialmente cuando nos recuperamos a nosotros mismos y dejamos de
estar perdidos en las preocupaciones de nuestra vida diaria, este filosofar que
sobre todo aparece cuando algo sacude hasta lo más íntimo todo nuestro ser, un
triunfo, una desgracia, la guerra, la enfermedad, una felicidad inmensa, es un
«filosofar espontáneo». Es decir, que todo hombre hace naturalmente, pero sin
precisión y método. En tal caso nuestras ideas son confusas e imperfectas. Sólo
alcanzamos conclusiones que no nos dan una seguridad y luz definitivas. La
penumbra del misterio nos envuelve, y una serie de problemas sin solución surge
siempre en nuestro derredor.
Cuando este filosofar espontáneo
se torna reflexión perfecta y metódica, con análisis de las experiencias
humanas, comparación de los diversos problemas y de sus soluciones, estudio de
las consecuencias que se siguen de unas afirmaciones respecto de otras,
entonces es cuando ya se realiza el «filosofar» propiamente tal, decir el
«filosofar científico». Ahora podemos comprender lo que es la filosofía en sí
misma. Platón y Aristóteles, los dos mayores filósofos de Grecia antigua, han
definido la filosofía como ciencia que nos da las últimas explicaciones de las
cosas. Es decir, que responde a nuestras últimas preguntas sobre la realidad
del hombre y del universo. ¿Cuál es en último término la realidad del hombre?
¿Cuál es el sentido último del hombre y del universo? La filosofía es la
ciencia que responde a estos interrogantes. Por eso se ha definido como ciencia
de las últimas causas o explicaciones. Pero en esos últimos interrogantes se
hallan precisamente los problemas que afectan a lo más íntimo de mi ser. De
aquí que la filosofía sea la ciencia más humana, más profundamente humana. Por
supuesto que no podemos aspirar a una solución total de nuestros problemas,
pero debemos al menos llegar con seguridad a resolver los más vitales problemas
acerca del sentido y de la naturaleza del hombre y del universo. Pero si la
filosofía es una ciencia profundamente humana, yo tengo que decir que la
filosofía me afecta a mí mismo de una manera ineludible. Mis problemas
individuales son también problemas humanos. Yo como individuo, como este
individuo determinado, estoy interesado en resolver los problemas humanos que
son mis problemas. El problema del dolor y de la muerte, de la felicidad y de
la inmortalidad, del espíritu y de la materia, del bien y del mal, &c., son
problemas, que me afectan a mí mismo, y que yo no puedo eludir porque los llevo
dentro de mis entrañas. Si la filosofía es una ciencia humana, es también una
ciencia de cada hombre. Cada uno la necesitamos. La ciencia de las últimas
causas es «mi» ciencia.
Nota: Este texto es del filósofo
argentino Ismael Quiles, S. J.
Actividad de discusión.
1. Escribe
tu nombre completo ___________________________________________
2. Grado
______________
3. Celular____________________________
4. Graba
un video con tu celular y responde con tus propias palabras las siguientes
peguntas y envíalo al grupo.
5. En
que momentos del día reflexionas sobre lo que has hecho en la jornada diaria?
6. En
dichas reflexiones analistas tu comportamiento, revisas tus errores y tus
aciertos?
7. Te
entristece encontrar que te portaste mal o que hiciste al que no debías?
8. Esa
tristeza es como un arrepentimiento o no?
9. Cuando
te arrepientes te propones ser mejor persona y no cometer más esos errores?
10. Sientes
dolor en el alma cuando tus errores afectan a tu familia (Mamá, papá, abuelos,
hermanos)?
11. Piensas
a menudo sobre tu futuro?
12. Te
preguntas que será de tu vida dentro de 5 o 10 años?
13. Te
preguntas entrarás a la Universidad, si te harás un profesional?
14. Te
inquieta el tipo de trabajo con que te ganarás la vida en el futuro?
15. Qué
profesión te gustaría estudiar?
16. Ahora,
con tus propias palabras define que es filosofía?
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