LA CRÓNICA
Autora: Paula
Delgado
La crónica narra historias a partir de la mirada profunda y detallada del periodista, quien además de realizar una amplia investigación, debe hacer uso de técnicas narrativas y figuras retóricas como descripciones, símiles, personificaciones, metáforas, analogías, etc., logrando sensibilizar al lector acerca de los hechos narrados. “La crónica humaniza una noticia, la hace más vívida e intenta involucrar al público en la experiencia del suceso relatado”.
CARACTERÍSTICAS
DE LA CRÓNICA
Aunque la crónica no tiene una
estructura definida, es importante tener en cuenta las siguientes pautas para
su escritura:
v
Es un
género que relata, es decir, narra historias.
v
Presta
herramientas de la literatura para ser elaborada.
v
Hace uso de figuras retóricas.
v
Hay minuciosidad en el tratamiento de la historia.
v
Cuenta con un eje en torno del cual gira la
historia.
v
Tiene un personaje central y puede tener
personajes secundarios.
v
Aunque puede ser anacrónica, maneja un tiempo
definido. Generalmente narra periodos cortos.
v
Tiene un comienzo impactante, siempre ligado con
un final.
v
Entre comienzo y final hay tensiones y clímax.
v
La trama se desata de manera rápida.
v
Se titula de manera creativa, con frases
interpretativas, propias de su hermandad con la literatura.
PAUTAS PARA LA ESCRITURA DE UNA
CRÓNICA
Aunque la
crónica no tiene una estructura definida, es importante tener en cuenta las
siguientes pautas para su escritura:
ü
Es un género que relata, es decir, narra
historias.
ü
Presta herramientas de la literatura para ser
elaborada.
ü
Hace uso de figuras retóricas.
ü
Hay minuciosidad en el tratamiento de la
historia.
ü
Cuenta con un eje en torno del cual gira la
historia.
ü
Tiene un personaje central y puede tener
personajes secundarios.
ü
Aunque puede ser anacrónica, maneja un tiempo definido.
Generalmente narra periodos cortos.
ü
Tiene un comienzo impactante, siempre ligado con
un final.
ü
Entre comienzo y final hay tensiones y clímax.
ü
La trama se desata de manera rápida.
ü
Se titula de manera creativa, con frases
interpretativas, propias de su hermandad con la literatura.
ü
La crónica es un género informativo y aunque no
es necesario suministrar la información a la manera esquemática de la noticia,
pues a diferencia de esta última la crónica vale por su propuesta estética, sí
se debe suministrar en su totalidad.
ü
Como en la noticia, en la crónica también hay un
qué, un cómo, un cuándo, un dónde y un quién.
ü
El primer párrafo tiene como propósito enganchar
al lector y determinar el tono y el ritmo de la historia.
ü
Así como una buena entrada es fundamental en la escritura
de crónicas, un buen final también lo es. No deje cabos sueltos, el lector debe
tener la sensación de que la historia ha sido cerrada de la mejor manera.
ü
Sea claro, conciso y preciso, y utilice un
lenguaje sencillo.
ü
Por ser un texto narrativo, la crónica debe
tener un inicio, un nudo y un desenlace, teniendo en cuenta los elementos que
aparecen en cada uno de ellos.
FORMATO PARA ESCRIBIR UNA CRÓNICA
Inicio: Es donde se expone la situación inicial. Se presenta el
protagonista y se definen el tiempo y el espacio.
Nudo: Es donde se desencadena el conflicto. ¿Qué pasa, a quién afecta?
Los personajes empiezan a revelar su carácter, actitudes y personalidad.
Desenlace: Es donde se resuelve el conflicto.
EJEMPLO DE UNA CRÓNICA
A continuación se presenta el
ejemplo de una crónica donde se identifican algunas de las técnicas narrativas
y figuras retóricas que se utilizan en la escritura de textos de este género.
(La definición de estas figuras está al final del texto). Para conocer
otras figuras retóricas se recomienda visitar la página web Retoricas
UN DÍA CON LOS MUERTOS
La primera vez que entré al
Cementerio Central de Bucaramanga acompañaba a mi madre al entierro de un
familiar, del que vine a tener noticias precisamente el día de su muerte.
Vinimos animados por la posibilidad de encontrarnos con esos parientes lejanos,
a quienes sólo une la tragedia de la muerte (Metáfora); esa
suerte de cordón umbilical para el retorno a las raíces. Ese día era un lunes,
el día que la gente visita a sus muertos. Al salir de la capilla, los rezos se
vieron interrumpidos por un grupo de mariachis que, a todo pulmón, despedían a
un cristiano. Por el pasillo retumbaba aquello de “Nadie es eterno en el mundo,
ni teniendo un corazón….” Los familiares aferrados al ataúd, gritaban mientras
los demás acompañantes del sepelio lloraban enardecidos por la letra y el
sonido lastimero de una trompeta (Sinestesia) a las cuatro de la
tarde. El espectáculo era sobrecogedor, las voces de conocidos y extraños al
unísono entonaban el himno de despedida, mientras una botella de aguardiente
hacía esporádicas y discretas apariciones (Personificación). La
familia de mi pariente desconocido no contaba tal vez con los recursos para lo
del mariachi, así que tuvimos que conformarnos con unos tímidos traguitos en la
funeraria. (Este primer párrafo está narrado a partir de una Analepsis o
Flashback).
Hoy, cinco años después, llego
hasta aquí con otra intención; persigo una historia, hago la tarea que dejé a
mis estudiantes. La iglesia está definitivamente más iluminada, de alguna
manera reluciente, aunque las sillas siguen siendo las mismas. La Virgen del
Carmen y sus arcángeles lucen trajes recién pintados (Personificación),
lo cual de ninguna manera mitiga el dolor de los que llegan a este lugar. El
Viacrucis metálico sigue allí, es casi bello, aunque desapercibido para la
muchedumbre. Me pregunto de dónde lo habrán traído.
Empieza una nueva ceremonia y por
la entrada principal del templo ingresa una familia con los restos de otro paisano
que llega a una de sus últimas moradas (Metáfora). La voz ronca y
desafinada de un hombrecillo que se oculta detrás de un teclado electrónico,
acompaña la entrada de la comitiva “Somos los peregrinos que vamos hacia el
cielo, la fe nos ilumina…” En medio del llanto de muchas personas, alcanzo a
distinguir a la que parece ser la compañera sentimental del muerto; llora
desesperadamente y su cuerpo prácticamente descuelga de los brazos de sus
acompañantes, también mujeres desconsoladas.
Salgo a reconocer otra vez el
lugar. Tomo el camino que hay detrás de la iglesia, mientras la voz potente del
sacerdote, que inicia el ritual, apaga la música (Sinestesia).
Frente al pasillo central que conduce a los mausoleos se impone una imagen de
Jesús crucificado, al lado izquierdo Juan, el discípulo amado y autor del
Apocalipsis, mira hacia ninguna parte, mientras del lado derecho La Dolorosa
contempla el cielo suplicante (Personificación); la gente se
detiene allí con mucha fe y deja, a pesar de la prohibición explícita en un letrero
azul, una flor engarzada en cada varilla de la reja.
A lado y lado de la capilla están
las tumbas más antiguas del cementerio; son auténticos mausoleos que la gente
rica de otras épocas mandaba a construir para dejar allí familias enteras; son
tumbas cuidadosamente diseñadas y aún se pueden ver algunas inscripciones con
apellidos extranjeros.
Casi todas han sido saqueadas, la
gente se roba las lápidas porque son de muy buena calidad, me aterra ver cómo nuestra
miseria no deja en paz ni a los muertos. Sigo caminando por el pasillo y veo
cómo casi todas las tumbas tienen flores frescas, me sorprendo, pero caigo en
la cuenta de que se trata de un mausoleo renovado, pues las fechas en las
bóvedas están garabateadas aún sobre el cemento y no hay lápidas; diciembre de
2007, febrero de 2008, son muy recientes y por eso la copiosa cantidad de
ramos. La gente se ocupa de sus muertos los primeros meses mientras se supera
el duelo, luego al pasar el tiempo y como debe ser, los olvidan.
Un nuevo e imponente edificio que
no conocía se erige al fondo de los pasillos, en un lugar de bóvedas uniformes,
impecables y, de alguna manera, elegantes. Están allí para albergar a los
muertos distinguidos (Oxímoron). A mi lado en cambio, las tumbas
sin tantas flores ahora o decoradas con flores artificiales o marchitas,
comienzan a mostrarse particularmente (Personificación). Este es
el lugar para los osarios que no tienen lápidas sino un vidrio transparente protegido
por una reja. Casi todos están decorados con pequeñas cortinas y llamativos
altares para los ataúdes miniatura, algunos se me asemejan más a esos teatritos
que hacíamos en la escuela para improvisar con los muñecos de trapo (Símil).
Sigo atento a las fechas… 1965, 1967, 1970 cada tumba tiene su propia
decoración. “Querido papá, quiero desearte feliz cumpleaños número 81, quiero
reafirmar que hoy te recuerdo y te amo, no igual que antes, ahora que no estás,
te amo más, porque he sentido la ausencia de alguien tan importante en mi vida
como tú, Dios te bendiga y que sigas disfrutando de la paz al lado de mi
abuela” Tu hija Nora, enero 25 de 2004 dice la inscripción de una tarjeta
metida detrás del vidrio que protege unos cajoncitos descoloridos sobre los
cuales yace un portarretrato donde los abuelos posan para el fotógrafo.
Hay osarios también para familias
completas y cada espacio tiene un toque de originalidad, porque, contrario a lo
que pasa en el cementerio de los ricos, y aquí en el mausoleo también para
ricos, las tumbas conservan la identidad de sus muertos. Sobre mi cabeza una
placa blanca de mármol de 1960, atrapa mi atención, tiene cuidadosamente
tallados un fusil en el centro y dos soldados, uno a cada lado. Arriba, a manera
de escudo, el nombre del cabo. A unos cuantos metros una señora de sesenta años
arrastra con la ayuda de otra de su misma edad, una escalera endeble, observo
cómo la afirman contra la pared de tumbas, mientras una empieza a subir con
dificultad por los escalones y la otra la sostiene; corro para ayudar, pero las
miradas de las dos son contundentes y me alejo, ellas quieren poner por su
cuenta las flores.
La misa ha terminado y decido
seguir al grupo que marcha al ritmo de un silencio pesado (Oxímoron).
A pocos pasos un andamio improvisado indica el destino final del ataúd. Los hombres
lo descargan y destapan para el último adiós, la gente entonces se agolpa sobre
el cadáver y comienzan ahora sí los gritos de dolor, la súplica desesperada por
un perdón y las promesas. La mujer se ahoga en su llanto (Hipérbole)
y parece que quiere meterse también en el cajón.
Sus acompañantes, incapaces ahora
de sostenerla, suplican la ayuda de un hombre fornido que pasaría desapercibido
de no ser por un mechón amarillo que se le viene al rostro. Los gritos son
desgarradores, unos niños a mi lado empiezan también a llorar y le suplican a
su madre que los saque del lugar, pero ella contempla impávida y en silencio la
escena.
También yo quiero huir de allí,
pero me resisto cuando el hombre de aspecto severo ordena cerrar el féretro y
muchas manos empiezan a subirlo hasta el nivel del andamio. Allí un hombre de
bata azul espera pacientemente con un palustre en sus manos. El cajón está en
su lugar, otro hombre que a juzgar por su tranquilidad no parece ser familiar
del finado, pide los ramos para echarlos al hueco de cemento. Sin esperar más
tiempo, los ladrillos comienzan a tapar la entrada. Me aparto del lugar y me
acurruco del otro lado del pasillo para sacar mi libreta.
Garabateo con rapidez algunas
notas, aunque no tengo claridad para pensar una idea completa. Sigo de lejos
los acontecimientos cuando siento en mi cabeza la mirada inquisidora de un
guardia del cementerio, volteo para mirar su rostro que sigue fijo en mis
apuntes, cierro el cuaderno y me incorporo…
-Qué vaina, le digo con toda
estupidez, - la gente se muere todos los días…
El muchacho de uniforme gris sin
quitarme la vista de encima me responde, con una leve sonrisa de poder
-Sí, aquí vienen por lo menos
siete todos los días.
-¡Siete!, exclamo admirado
- Sí, a veces son nueve, eso aquí
no se descansa. Eso lo que fue el 24, el 25 de diciembre fueron de a diez por
lo menos y el 31 fueron doce - O sea que esto siempre está lleno - Sí, aunque a
veces casi no viene la gente, eso depende de la importancia del muerto. Por
ejemplo, vino muchísima gente al entierro de la china que descuartizaron por
allá a las afueras de la ciudad…
- ¿Una niña descuartizada? - le
pregunto horrorizado
- Sí, una pelada por allá del
norte, eso fue un vago. La noticia salió por todos lados, por Vanguardia, por
todos los noticieros, esa noticia le dio la vuelta a Colombia (Hipérbole)
oyó.
- Terrible - afirmo mientras
discretamente enciendo mi grabadora, y vuelvo a insistir, - y ¿vino mucha gente
al entierro?
Eso no le cabía nadie a este
pasillo (Hipérbole) y un montón de gente se quedó por fuera. Aquí
por el frente del mausoleo no se podía caminar (Hipérbole) porque
había muchísima, muchísima gente.
- Qué tragedia…
- La china dizque era jíbara y
dizque vendía droga y toda la vaina vaina, y por ahí quién sabe …Es que uno con
una vida así tiene enemigos hartísimos. Pero también mano… pobre china, apenas
con 17 años. .. Una muerte así no la merece nadie por lo más que sea…
El man dizque ¿cómo era que decía
la vanguardia? el man la que no llega violó, la cascó, le sacó los ojos, le
partió las piernas y después la despedazó toda, la bañó… ¡ah! le cortó los
labios y la vagina también se la cortó, dizque eso le hizo muchísimo el hijuemadre
loco, y como que no lo han cogido. Ese man dizque se perdió de Bucaramanga.
Nadie sabe pa’onde cogió. De pronto era un noviecito de la china, la pelada lo
abrió, y entonces… y un chino por ahí bien rencoroso. De pronto la desilusión,
usted sabe que la desilusión lo lleva a uno a cometer muchos errores, y el
hombre no mira las consecuencias, hace lo que hace y ya. Eso aquí conoce uno unas
cosas. Mire, que días nos tocó escondernos a nosotros y en lo que también, no
pudimos ni asomarnos por ahí, porque… Eran dos chinos, los enterraron allí
arribita, eran dos pelaos como que de trece y doce años, pero eran ladrones,
entonces los vigilantes del barrio los pillaron por allá robando y los cogieron
y los chinos les sacaron un revolver y… no les dispararon a ellos, pero les
hicieron unos disparos a los lados, entonces los manes salieron corriendo y se
cuadraron bien y cuando los vieron por ahí, pum, pum , se los bajaron y ahí los
dejaron, unos pelaitos, pero se los pillaron robando y armados también. Imagínese
toda la gente que vino y nosotros ni nos asomamos por ahí, porque dijimos: esos
hijuemadres vienen ardidos y ven un vigilante y de pronto le pegan un pepazo a
uno y de una vez lo dejan por ahí.
La tensión ha desaparecido y
cuando me dispongo a robarle otra historia, aparece otro guardia que lo llama.
Al frente la gente se ha dispersado, la mujer joven sigue sentada en el piso
acompañada aún por el muchacho corpulento del mechón amarillo. Otros familiares
contemplan al hombre de bata azul que pregunta: ¿Cómo se llamaba?, Wilmar -dice
una voz apagada, y él escribe sobre el cemento fresco todavía. Un muchacho sube
al andamio y toma el palito que sirve de grabador, “nunca te olvidaremos”,
escribe en una esquina.
Son la cinco de la tarde y viene
un nuevo grupo de personas con otro cadáver; me hago a un lado y veo que es
hora de salir del cementerio. Tengo, como hace cinco años, ese sabor amargo que
deja la certeza (Sinestesia) de que cada día son 24 horas (Epíteto) huyendo de
la muerte.
DEFINICIONES
Flashback: El Flash-Back (o Analepsis) consiste en alterar la
secuencia cronológica de los hechos que se están narrando, trasladándose al pasado
donde suceden acontecimientos anteriores al presente de la acción.
Sinestesia: La Sinestesia consiste en mezclar sensaciones de
sentidos distintos (audición, visión, gusto, olfato, tacto) o mezclar dichas sensaciones
con sentimientos (tristeza, alegría, etc.).
Oxímoron: El Oxímoron consiste en usar dos términos yuxtapuestos que se
contradicen o son incoherentes. Por ejemplo: La noche de los muertos vivientes.
Epíteto: El Epíteto consiste en el uso de adjetivos innecesarios que no añaden
ninguna información suplementaria. Por ejemplo: La blanca nieve → la nieve
siempre es de color blanco.
Personificación: La personificación (o Prosopopeya) consiste en
atribuir cualidades o acciones propias de seres humanos a animales, objetos o ideas
abstractas. Por ejemplo: La naturaleza es sabia → la sabiduría es una cualidad
humana.
Metáfora: La Metáfora consiste en
identificar un término real con otro imaginario existiendo entre ambos una
relación de semejanza. Por ejemplo: Tus cabellos de oro → el término real
"cabellos" se asemeja al imaginario "oro" por su color
dorado (rubio).
Hipérbole: La Hipérbole consiste en exagerar la realidad. La
Hipérbole no busca ser tomada literalmente, ya que resultaría poco probable o imposible,
sino que su finalidad es captar la atención, enfatizar una idea que se quiere
transmitir y conseguir una mayor fuerza expresiva. Por ejemplo: "Tengo tanta
hambre que me comería un caballo" → Realmente no se lo comería. Lo que
pretende es enfatizar que tiene un hambre enorme.
Símil: El Símil (o Comparación) consiste en comparar un término real con
otro imaginario que se le asemeje en alguna cualidad. Su estructura contiene
los adverbios “como”, tal como, “cuales” o similares. Un Símil se diferencia de
una Metáfora en que tiene estructura de comparación:
• Sus manos son suaves como el
terciopelo → es un Símil
• Sus manos de terciopelo → es una Metáfora
ACTIVIDAD
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